domingo, 8 de marzo de 2009

Generación del 27

Faltan cosas, he tenido que meter el tijeretazo bastante (sobre todo en lo relacionado con la vida de los autores) y también comprimir mucho. Pero he conseguido (eso sí, con una letra un poco apretujada) que me quepa todo el tema en un folio. Aquí va ^^

GENERACIÓN DEL 27

El contexto se sitúa en la Restauración con Alfonso XIII como rey. En política se sucede el turno pacífico de partidos y la burguesía está en la cumbre de la sociedad, y pretende que esta se estanque para no perder sus privilegios.

Los autores de esta generación cuentan con una formación universitaria sólida y la mayoría se dedican a la enseñanza universitaria de lengua y literatura. Sus edades son similares y casi todos se conocen en la Residencia de Estudiantes de Madrid. El acontecimiento generacional que los une es la celebración en 1927 del tercer centenario de Góngora, su líder es Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez. El lenguaje generacional común es la utilización de la poesía y la metáfora, y su rasgo más interesante es la admiración por lo clásico y lo moderno. De lo clásico recogen tanto la poesía culta como la popular, y las influencias modernas provienen de Juan Ramón Jiménez y las vanguardias (fundamentalmente el Surrealismo).

La poesía es hermética (procede del gongorismo y las vanguardias), antirrealista y antirromántica. Rompe la realidad y se produce en ella una rehumanización del arte con la presencia del Surrealismo. Otro rasgo es la autosuficiencia de la obra de arte.

Hasta 1927 se ve una cierta influencia de Bécquer, el Modernismo, la poesía pura y las Vanguardias. Al mismo tiempo, Lorca, Alberti y Gerardo Diego están escribiendo poesía neopopular. De 1928 a la Guerra Civil, a excepción de Salinas y Guillén, todos los autores están influidos por el Surrealismo. Durante la Segunda República y en la Guerra Civil se publica también poesía social. Después de la guerra Lorca es asesinado; Salinas, Guillén, Alberti y Cernuda salen al exilio; D. Alonso y Alexaindre permanecerán en exilio interior, y G. Diego se decanta por la literatura religiosa y clasicista.

Además de los poetas que se mencionan a continuación, E. Prados y M. Alteguirre pertenecen también a la Generación del 27, siendo también editores además de poetas.

La poesía de Pedro Salinas es intelectual y está concebida como un diálogo que el poeta entabla con el mundo o con la amada. Su estilo es antirretórico y emplea un lenguaje familiar y cotidiano. La primera etapa, como Presagios, es de influencia vanguardista. En la segunda etapa predomina el tema amoroso, en La voz a ti debida el amor aparece como una fuerza prodigiosa que ordena y da sentido al mundo. La tercera etapa se corresponde con las obras escritas en el exilio, El contemplado corresponde a esa época.

Jorge Guillén escribe una poesía deshumanizada e intelectual. En su primera etapa es considerado el máximo representante de la poesía pura, como se muestra en Cántico, donde muestra una actitud vital y optimista. En la segunda etapa escribe Clamor, donde aparece la protesta contra el caos y la destrucción con un lenguaje más coloquial. En la tercera etapa, con Homenaje, atenúa el tono pesimista. En 1968 edita Cántico, Clamor y Homenaje bajo el título Aire nuestro.

Gerardo Diego es director de la revista Carmen, y lo más característico es la maestría con la que combina estilos muy variados. En su obra aparecen simultáneamente lo vanguardista y lo clásico, lo culto y lo popular, las formas tradicionales junto al verso libre. La obra vanguardista se inscribe en el creacionismo. En Fábula de Equis y Zeda recoge el entusiasmo gongorino. La obra tradicional es muy variada en temas y formas. Emplea sonetos, canciones y romances, y dominan las composiciones amorosas, religiosas o paisajísticas. Destacan El romancero de la novia y Alondra de verdad, considerada su obra maestra, donde el soneto alcanza una extraordinaria perfección.

Dámaso Alonso se dedicó a la poesía y a la crítica literaria. De 1927 es su obra sobre La lengua poética de Góngora. Su poesía parte de la estética de la Generación del 27, en libros como Poemillas de la ciudad, de tono neopopular. Sin embargo, evoluciona hacia una poesía exisencial, que alcanza su mejor momento en la posguerra con Hijos de la ira, obra que lo convierte en el poeta más representativo de su momento.

Rafael Alberti se afilia en 1931 al Partido Comunista y pone su pluma al servicio de la política. También funda revistas como Octubre y el Mono azul. Se caracteriza por la variedad de temas y estilos, por el dominio de la técnica y por su fecundidad. Aúna lo tradicional y lo vanguardista. Su poesía neopopular, como Marinero en tierra, recrea las formas de la lírica popular. La etapa vanguardista está representada por Cal y Canto y Sobre los ángeles. Con Con los zapatos puestos tengo que morir comienza una poesía que denuncia la injusticia y la represión. En su poesía del exilio, en general vuelve a la actitud lírica, en la que predomina el tema del exilio, como en su obra Pleamar.

La poesía de Cernuda es siempre intimista y de tono romántico. Plantea la imposibilidad de conciliar los anhelos personales –el deseo- con la realidad, tema que da título a toda su poesía, La realidad y el deseo. Esto desemboca en el sentimiento de soledad, en la nostalgia por un mundo diferente y en el anhelo de belleza y, sobre todo, de amor. Sus primeras obras se caracterizan por dos tipos de poesía: la poesía pura, con Perfil del aire y una poesía clasicista, en Égloga, elegía y oda. La influencia surrealista aparece en Un río, un amor y Los placeres prohibidos. Durante la Guerra Civil escribió Las nubes, y en el exilio compuso una poesía en la que se acentúa el tema de la soledad mezclado con el tema del desterrado. La depuración alcanza su cima en Vivir sin estar viviendo.

Para Alexaindre la poesía es el medio de conectarse con el universo y los seres humanos, por lo que prevalece la voluntad de comunicar. Su estilo se caracteriza por la riqueza de imágenes que aluden al cosmos y a la naturaleza y por el uso del verso libre. En la etapa inicial se inscribe, con Ámbito, en la poesía pura. La etapa surrealista recrea un pesimismo radical: reflexiona sobre el dolor y la angustia del ser humano y aspira a fundirse con el cosmos para hacerse insensible. Destacan Espadas como labios y La destrucción o el amor. Sombra del paraíso canta la nostalgia de un Edén. En la etapa humanista, Historia del corazón, se centra en el ser humano y en la comunidad.

Federico García Lorca dirige el teatro universitario La Barraca y es un excelente poeta y dramaturgo. Su obra presenta unos temas constantes: el amor, la frustración y el destino trágico. Su poesía es dramática en el doble sentido de la palabra: es teatral (se expresa a través de los personajes) y trágica, porque refleja fatalismo.

La primera etapa se extiende hasta 1928 y se caracteriza porque funde lo popular y lo culto, la tradición y la modernidad. En El poema del cante jondo y Romancero gitano ofrece la visión de una Andalucía trágica y mítica, empleando un estilo que combina la tradición con la renovación. La segunda etapa recoge la influencia del surrealismo, que se manifiesta en las audaces imágenes irracionales, en la actitud de rebeldía el protesta, así como en el predomino del verso libre y el versículo, como muestra en Poeta en Nueva York. De sus últimos años son Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Seis poemas galegos, Diván del Tamarit y Sonetos del amor oscuro.

Miguel Hernández es un poeta de transición. Dámaso Alonso lo considera un epígono del 27, mientras que otros autores lo incluyen en la Generación del 36. Los aspectos más característicos son la riqueza metafórica y el tono apasionado, emotivo y cálido de su obra; combina lo popular con lo culto y evoluciona de la deshumanización al compromiso.

La primera etapa, con Perito en lunas, refleja la admiración por Góngora. La etapa de madurez se inicia con El rayo que no cesa, donde aparecen sus temas constantes: amor, vida y muerte. <> es una de sus mejores composiciones. La etapa de poesía social abarca la obra escrita durante la Guerra Civil, donde pretende ser la voz del pueblo, como en Viento del pueblo. La poesía última, escrita casi toda en la cárcel, está recogida en Cancionero y romancero de ausencias, donde lamenta la ausencia de la mujer y el hijo y de la libertad en poemas que recuerdan la lírica tradicional. De esta época son Nanas de la cebolla, dedicadas al hijo que ve crecer desde la cárcel.

Como conclusión, según D. Alonso, lo que mejor define a la poesía del 27 es la variedad, y de sus aportaciones destacaremos la valoración de la imagen y la importancia métrica, en la que se combinan estructuras tradicionales con el verso y el versículo.


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