viernes, 20 de marzo de 2009

Filosofía de la Edad Media (III )

I parte: Llegada del cristianismo
II parte: Relaciones fe y razón. Demostración de la existencia de Dios


SANTO TOMÁS DE AQUINO

Perteneció a la orden de los dominicos y estudió en París Colonia con su maestro San Alberto Magno que lo introdujo en el aristotelismo. Sus pretensiones eran las de elaborar un sistema teológico-filosófico que conciliara la autoridad de Aristóteles con la teología cristiana.

Relaciones fe razón:

Se muestra partidario de la autonomía de la razón en aquello que le es propio. El método y el ámbito de la Filosofía son diferentes de los de la Teología, y el hombre puede captar el universo y sus leyes a través de la razón, pero no hay una doble verdad (como con los averroístas), sino una única verdad a la que se puede llegar por caminos distintos.

Puesto que tanto la revelación como la razón son obra de Dios, ambas tienen que llegar a la misma conclusión. Los conflictos entre las conclusiones a las que puede llegar la razón y lo que dice la revelación son solo aparentes y se recurre a la teología para resolverlos, pudiéndose haberse producido dos situaciones:

-El método racional ha sido mal aplicado y se ha llegado a afirmaciones falsas.

-La razón ha entrado en un campo en el que no es posible el argumento racional y sólo la revelación proporciona un conocimiento adecuad.

La Filosofía se encuentra subordinada a la Teología y sirve para esclarecer los misterios de la fe.

Con Santo Tomás de Aquino nos encontramos con la existencia de dos tipos de verdades:

· Unas verdades que pueden ser demostrables racionalmente, es decir, pueden ser conocidas aun sin la revelación. Algunas de las verdades que son accesibles a la razón pero que también han sido reveladas son la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.

· Unas verdades que aun siendo inteligibles no son demostrables y sólo pueden ser conocidas a través de la revelación. En estos casos, la teología se esfuerza por probar su inteligibilidad, que por lo demás, sólo resulta totalmente comprensible para la mente infinita de Dios.

La razón puede ayudar a la fe prestándole sus procedimientos, su aparato conceptual, su forma de argumentar… La fe sirve a la razón de norma o criterio extrínseco (la conclusión no puede ser distinta a la de la revelación) y facilita el conocimiento de verdades asequibles a la razón.

Cinco vías de la existencia de Dios

Santo Tomás acepta que es necesario demostrar la existencia de Dios, ya que no es algo inmediatamente evidente. Cree que es posible demostrarlo y a la hora de hacerlo utiliza exclusivamente los datos de la razón y la manera de proceder de la misma.

Como ya se ha dicho antes, Santo Tomás estudió la obra de Aristóteles, y para este filósofo, el conocimiento partía de los sentidos, se partía de las realidades materiales, el mundo físico. De aquí parte también Santo Tomás, lo que podamos conocer de Dios parte de los sentidos. La revelación son noticias de Dios, pero su conocimiento parte del mundo sensible. Se parte de lo que es posterior: el mundo son los efectos y Dios es la causa.

Consecuentemente con esta opinión, rechaza la validez del llamado “argumento ontológico”.

Las cinco vías tienen una estructura similar y siguen los siguientes pasos:

1. Constatación de un hecho: el punto de partida es una realidad captable por los sentidos.

2. Aplicación del principio de causalidad: cualquier hecho que sucede debe tener una causa.

3. Afirmación de la imposibilidad de una serie infinita de causas en la que cada uno de los efectos sería resultado de una causa anterior.

4. Afirmación de algo o alguien que da sentido racional a todo el proceso, es decir, existencia de una primera causa. No afirma directamente la existencia de Dios, pero lo que se afirma en la conclusión de cada una de las causas coincide con lo que se significa con el término Dios.

Vía del movimiento: deducida de la física y la metafísica aristotélica

Hay algo que se mueve o cambia, y la existencia del movimiento y del cambio exige que, además de motores intermedios –unos que muevan a otros-, haya un primer impulsor del movimiento.

Vía de la casualidad eficiente: deducida de la física aristotélica

Se apoya en el hecho de que todo lo existente aparece como efecto de una causa que lo ha producido y que es distinta de sí mismo; como no se puede proceder hasta el infinito, debe haber una causa eficiente primera o incausada que no sea efecto de ninguna otra.

Vía de los seres contingentes:

Los seres contingentes son seres que existen peor que pueden perfectamente no existir. Los seres naturales aparecen y perecen: ninguno posee como propia la existencia. Es preciso un ser necesario (lo contrario de contingente) cuya existencia dependa de él mismo, es decir, que no pueda no ser.

Vía de los grados de perfección: influencia platónica, aunque también se encuentra en la metafísica de Aristóteles

Las cosas poseen perfecciones en mayor o menor grado. Esto exige la existencia de una realidad máxima de perfección que sirva de referencia y explique la existencia de perfecciones parciales, a la manera como el todo explica la existencia de las partes.

Vía del orden cósmico: esta vía recibe con frecuencia el nombre de “prueba teleológica”

Todo cuanto hay parece estar presidido por un orden (la idea del universo como cosmos ordenado frente al caos) y todos los seres de la naturaleza parecen seguir una sabia finalidad, incluso aquellos que carecen de inteligencia. Por eso se razona que existe una inteligencia suprema que dirige todas las causas naturales a su fin.


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