jueves, 19 de febrero de 2009

Romanticismo

ROMANTICISMO

A principios del siglo XIX, Romanticismo era un término vacío de significado. Poco después comenzó a utilizarse de forma despectiva como calificativo del arte de esa época, y será a finales del siglo XIX cuando se defina como respuesta estética y artística a la crisis del Antiguo Régimen que se manifiesta en la transformación de la sociedad como consecuencia de los cambios en los sistemas de producción. Tanto la Revolución Francesa como la Industrial crearán una lucha entre fuerzas conservadoras y liberales.

El Romanticismo español será católico de inspiración, medieval de ambientación y anti clasicista en técnica y estética. La Guerra de la Independencia que se inicia en 1808 producirá un auge del nacionalismo en España, y la vuelta en 1814 de Fernando VII (con la instauración de una monarquía absolutista) producirá una persecución a los intelectuales de la época. El Romanticismo español durará tan sólo diez años, iniciándose en 1834 con El moro expósito y finalizando en 1944 con D. Juan Tenorio.

Los intelectuales del resto de Europa, como Goethe, Alejandro Dumas o Lord Byron, miraron hacia España a la hora de inspirarse para escribir sus novelas románticas. En Cadalso del siglo XVIII ya estaban las ideas románticas, en el Barroco ya se rompían las reglas clásicas de los géneros y en otras épocas también se veían otras características románticas. Las ideas románticas llegan a España a través de los exiliados, y se publican en periódicos como El europeo y El mercurio gaditano.

Una de las características de este movimiento literario es la oposición de los sentimientos a la razón: los románticos se dan cuenta de que ésta no puede solucionar todos sus problemas. Otra característica es la exaltación del “yo personal”, produciéndose también un subjetivismo, un egocentrismo y el individualismo. También hay una defensa de la libertad y un rechazo a cualquier atadura que limite la expresión de sus sentimientos, una evasión de la realidad espacial a lugares exóticos y temporal con una Vuelta a la Edad Media. El nacionalismo de este movimiento produce una revitalización de la lengua, el folclore y la lengua (el gallego, el vasco y el catalán sufren un gran desarrollo), y en todas estas obras la Naturaleza se adapta a los sentimientos y los estados de ánimo del poeta.

Los temas del Romanticismo son temas históricos relacionados con la Edad Media y el Siglo de Oro, el amor (tanto pasional como sentimental), la mujer ángel y la mujer demonio, la libertad(que llevará a los románticos a preocuparse por temas sociales), que se refleja en personajes como piratas y bandidos y, por último, la vida y la muerte. A ésta última la considerarán como la máxima expresión de libertad.

El estilo Romántico es un estilo grandilocuente que utiliza el léxico apropiado en todo momento y que es también sonoro y llamativo. Hay tendencia a elegir palabras poco usadas comúnmente (de ahí que sean llamativas) y pertenecientes a los campos semánticos de los sentimientos vehementes y lo misterioso. Los adjetivos abundan y el ritmo tiene una gran importancia.

La poesía es el género que más se adapta al estilo general del Romanticismo y donde se alcanzan los mejores frutos. En la poesía narrativa destacan El moro expósito, de Duque de Rivas y que recrea la historia de los Infantes de Lara. Espronceda escribe El estudiante de Salamanca, una recreación del mito de D. Juan y El diablo mundo, que incluye el “Canto a Teresa”

En la poesía lírica se tratan temas sentimentales como el amor, la nostalgia, la melancolía, el paso del tiempo y la naturaleza. Destacan las Canciones de Espronceda, dedicadas a personajes marginales y libres, las Rimas de Bécquer, Rosalía de Castro y Carolina Coronado.

La poesía de Gustavo Adolfo Bécquer es subjetiva y se expresa con un estilo sin excesos retóricos que busca la perfección en la sencillez. La crítica lo considera el creador del lenguaje poético del siglo XX y, de hecho, será el maestro de las generaciones poéticas posteriores. Su máxima aportación es la capacidad que tiene para tocar nuestro corazón suavemente y desenterrar nuestras pasiones.

Las Rimas se dividen en cuatro bloques: creación poética, amor ilusionado, amor desilusionado y reflexión sobre el paso del tiempo y la muerte. Aparte, escribió también Leyendas y Cartas desde mi celda, siendo ambas obras narrativas.

Las obras más importantes de Rosalía de Castro son Cantares gallegos, Follas novas y A orillas del sar. Esta autora representa la revitalización de la lengua gallega y publica sus obras tanto en gallego como en castellano. En sus obras predominan los temas relacionados con el otoño, como los paseos al atardecer y reflexiones sobre el paso del tiempo. Es considerada poeta de la solidaridad porque universaliza el yo poético.

Carolina Coronado representa la estética romántica, aunque siempre marcada por un tono íntimo y personal. Su primera época, representada en Poesías, recrea la naturaleza a través del yo lírico. El trasfondo es siempre el paisaje extremeño. En su segunda etapa el tema de Dios y la fe se hacen más presentes. Ambos son para Carolina un refugio para sus amarguras y una búsqueda de lo trascendente. El pesimismo de esta época está relacionado con la preocupación por el paso del tiempo y el sufrimiento del adulto al haber perdido la arcadia (paraíso) feliz.

La prosa romántica se centra sobre todo en la novela histórica, representada por las Leyendas de Bécquer y los “cuadros de costumbres”, que son descripciones inmovilistas de la realidad publicadas en los periódicos. Se pueden dividir en escenas, que recogen el modo de vivir y las costumbres populares de una sociedad, y en tipos, en los que se describe al personaje más representativo de una clase social. Algunos escritores de cuadros de costumbres son Mesonero Romanos con Escenas matritenses, Estébanez Calderón con Escenas andaluzas y M. J. Larra, que superó los límites impuestos por el costumbrismo.

Larra funda el periódico El duende satírico del día y El pobrecito hablador, una serie de folletos satíricos. “Fígaro” era el pseudónimo que utiliza cuando escribe en los periódicos. Sus artículos pueden dividirse en: de costumbre, en los que ofrece una visión crítica y satírica de la sociedad de su época con la intención de que se modernice y reforme; políticos, donde fustiga a los carlistas y critica la política liberal moderada; y literarios, que son una crítica de las obras que se publican en su época, especialmente sobre los estrenos teatrales.

El estilo de Larra, el lenguaje, su prosa, se adapta a las necesidades periodísticas, es decir, a la comunicación y la convicción. Su estilo personal es de extraordinario vigor, contundente y al mismo tiempo dócil a la continuada tensión en que se escribe. Según Larra: “el idioma debe evolucionar al compás del tiempo, lo cual no significa atentar contra él por ignorancia”. Los artículos de Larra tienen vigencia en la actualidad, y el autor es considerado como el creador de la prosa moderna.

En el teatro romántico se produce una ruptura de las reglas de las tres unidades, se difuminan las fronteras entre los tres diferentes géneros (hay una mezcla de comedia y tragedia) y se mezcla verso y prosa. Los temas suelen ser históricos y legendarios (suelen salir de la tradición medieval), la dama muestra su personalidad y se verá envuelta en un matrimonio de conveniencia no deseado. El destino marca a los personajes. La obra se divide en cinco actos y el amor siempre acaba en tragedia.

La obra D. Juan Tenorio de Zorrilla revitaliza el mito de D. Juan y está basada en El burlador de Sevilla o el convidado de piedra de Tirso de Molina (siglo XVII), pero la obra de Zorrilla es más sentimental y D. Juan accede a la salvación. En D. Álvaro o la fuerza del sino, de Duque de Rivas el protagonista es el destino trágico de sus protagonistas.

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