martes, 17 de febrero de 2009

Realismo y Naturalismo

LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA

La novela realista y naturalista se enmarca dentro de la segunda mitad del siglo XIX. Este período sufre una gran convulsión política. Además de las guerras carlistas se destrona a Isabel II en una revolución y le siguen Amadeo de Saboya, la I República y finalmente Alfonso XII con la Restauración borbónica. Además, se empieza a producir una industrialización y desaparece el mecenazgo, obligando a los escritores a compaginar la literatura con un trabajo que les permita vivir.

El Realismo cuando aparece en España cuenta ya con una tradición arraigada proveniente de la picaresca del Renacimiento y el costumbrismo del siglo XIX. De Francia recibe la influencia de Flaubert con Madame Bovary y de Inglaterra la novela de folletín. Las novelas realistas tratan de reflejar la realidad como un espejo y los personajes están muy elaborados y tienen una gran influencia psicológica (los autores conocen a Darwin, Mendel y otros científicos de la época). El lenguaje es sencillo, adaptado a los personajes y situaciones y el autor intenta ser un cronista que cuenta lo que ve pero no da su opinión.

El protagonista del Realismo es burgués y choca contra una realidad hostil que le impide realizar sus sueños. Al final el individuo acaba adaptándose a la situación. Sin embargo, a medida que avanza el Realismo los personajes ya no pueden aceptar como solución el adaptarse a la sociedad y terminan aniquilados física y moralmente.

En esta época también existen el teatro y la poesía realista, que además cuentan con una gran aceptación por parte del público, pero quedan completamente eclipsados por la producción novelística. En la poesía destaca Ramón de Campoamor y en el teatro José Echegaray.

En el Naturalismo se llevan al extremo los rasgos realistas, convirtiendo al autor en un médico que disecciona a sus personajes estudiándolos en profundidad para poder justificar su comportamiento. Así pues, la obra general es el diagnóstico. Las ideas propias del Naturalismo son el materialismo (el hombre es mera materia) y el determinismo biológico y ambiental. En España no hay literatura naturalista pura, ya que el libre albedrío se impone sobre el materialismo y el determinismo, que se consideran influyentes pero no determinantes.

J. María Pereda representa un Realismo idealista con falta de reflexión. Sus obras defienden posiciones católicas conservadoras y están ambientadas en la España rural en su Santander natal. Dos de sus obras son Peñas arriba y Sotileza.

Juan Valera fue otro escritor realista además de un teorizador de la novela. Consideraba que la estructura y forma de narrar una novela perduraban sobre el contenido. Se centra en la psicología de sus personajes y el análisis de sus sentimientos con un estilo elegante y combinando a la perfección narración y diálogo. Entre sus novelas destacamos Pepita Jiménez y Juanita, la larga.

Emilia Pardo Bazán introduce los rasgos naturalistas provenientes de Francia en su obra ensayística La cuestión palpitante. Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza están ambientados en la Galicia rural y presentan la decadencia de su aristocracia.

Otro escritor naturalista es V. Blasco Ibáñez, un escritor valenciano con una gran capacidad para retratar personajes con taras mentales y/o físicas, como demuestra en sus obras La barraca y Entre naranjas.

Aparte de estos autores que acabamos de ver, encontramos a Benito Pérez Galdós y a Clarín, que combinaban a lo largo de su obra rasgos realistas y naturalistas:

-Benito Pérez Galdós: fue el autor más fecundo de su época y probablemente el mejor novelista después de Cervantes. En su obra refleja la sociedad madrileña de su época superando el costumbrismo y creando un universo novelístico de personajes y relaciones que potencian la verosimilitud. De su estilo hay que decir que domina a la perfección el estilo indirecto libre y el monólogo interior. La extensa obra narrativa de Galdós se divide en:

· Los episodios nacionales: son cuarenta y seis novelas históricas divididas en cinco series de diez novelas cada una (la última está incompleta). En ella narra la historia de España desde la batalla de Trafalgar en 1905 hasta la Restauración. Interrelaciona de manera equilibrada y magistral el plano histórico bien documentado y novelístico. En la primera y segunda serie el nexo son los protagonistas comunes a sus novelas respectivas. En el resto es la lucha del autor contra la intolerancia de los españoles.

· Novelas de tesis: en ellas critica la intolerancia y el fanatismo enfrentando a dos mundos opuestos: el tradicional, de una religiosidad intransigente y sectaria, y el progresista, partidario de lo liberal y lo moderno. De entre estas novelas destacamos Marianela, Doña Perfecta, Gloria y La familia de León Roch.

· Novelas españolas contemporáneas: son veinticuatro novelas ambientadas en el Madrid de la época. En estas novelas Galdós no divide a los personajes esquemáticamente en buenos y malos, sino que los retrata de manera más profunda y compleja. A estas novelas pertenecen La desheredada, su primera novela con técnicas naturalistas y Fortunata y Jacinta.

· Novelas espirituales: son novelas de su última época y tratan de temas espirituales y morales. Entre ellos están Nazarín y Misericordia.

Aparte de su extensa obra narrativa, Galdós escribió también teatro.

-Leopoldo Alas, Clarín: fue profesor en la universidad de Oviedo y escribió en numerosos periódicos de la época. Además de su obra literaria destacó como crítico y fue un gran defensor de la obra narrativa de Galdós.

Clarín fue un gran escritor de cuentos y novelas cortas en los que destaca su espíritu crítico y su sensibilidad hacia las situaciones humanas. Uno de sus cuentos es ¡Adios, Cordera! Y una novela corta Doña Berta. Escribió tan sólo dos novelas largas: Su único hijo y La Regenta.

La Regenta narra el triángulo amoroso que se produce entre Ana Ozores (mujer casada con D. Víctor Quintanar por conveniencia), D. Álvaro Mesía y D. Fermín de Pas, Magistral dela catedral de Vetusta, ciudad donde transcurre la acción. D. Álvaro de Mesía es un donjuán altamente atractivo y el Magistral es el confesor de Ana Ozores, a quien intentará manipular para conseguir sus objetivos. En la novela el amor carnal y el espiritual se confunden y se intercambian. Es marcadamente anticlerical y causó un gran escándalo y el rechazo del público de su época.

La novela se divide en dos partes de quince capítulos cada una. La primera narra el transcurso de tres días y es altamente descriptiva; la segunda parte transcurre en tres años y es principalmente narrativa. En la novela se combinan el estilo indirecto libre, el monólogo interior y el perspectivismo.

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