miércoles, 29 de abril de 2009

Novela desde 1939 hasta nuestros días

NOVELA DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS

Los setenta años que abarca el periodo desde 1939 hasta nuestros días hace que sea casi imposible dominar un tema tan amplio. Además, desde los años 80 a la actualidad se carece de perspectiva histórica para ser objetivos y no se puede saber quién permanecerá en la historia de la Literatura o quién pasará al olvido. El marco histórico es amplísimo: abarca los cuarenta años de la dictadura militar de Franco, la sucesión de Juan Carlos I, la transición democrática, la presidencia de Adolfo Suárez, el intento de golpe de Estado por Tejero el 23 de febrero de 1981 y las legislaturas de Felipe González, Aznar y Zapatero.

En la primera etapa, en los años 40, el panorama cultural español es desolador. Numerosos escritores han muerto y otros han tenido que salir al exilio. Además de eso, muchos de los que permanecen en España guardan silencio. La novela publicada en España en esa época puede dividirse en dos bloques: en uno tenemos la novela ideológica-triunfalista, que sirve para contar las excelencias del régimen franquista, como La fiel infantería de Gº Serrano; la novela realista, que enlaza con la del siglo XIX, como puede ser la novela de Ignacio Agustín Mariona Rebull; y por último, la novela humorística o de evasión como El bosque animado de W. Fernández Flórez. Por otro lado, en esa época existe también la novela existencial, que se aleja de esa tendencia triunfalista o evasiva de la narrativa de la época y tiene un tono sombrío y existencial. La familia de Pascual Duarte, de Cela, inaugura el Tremendismo, consistente en presentar los elementos más sórdidos de la realidad sin miedo a las palabras, despertando así los más bajos instintos en los personajes y el lector. Otros ejemplos de novela existencial son Nada de C. Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Delibe.

Mientras, en el exilio, los muchos escritores que han tenido que salir siguen escribiendo. También habrá algunos que comiencen su producción literaria ahora, fuera de España. Destacan R.J. Sender con Réquiem por un campesino español, Rosa Chacel con Memorias de Leticia Valle y Fco. Ayala y su Muertes de perro.

En los años 50 España empieza a salir de su aislamiento y se produce un aperturismo en el régimen que se “suavizará” algo. En la literatura se camina hacia el Realismo Social. Según A. Sastre: “la creación es un acto moral y responsable dirigido a un público amplio. Despierta conciencias y canaliza esfuerzos de renovación social. Sólo el arte de gran calidad estética es capaz de transformar el mundo, llamamos la atención sobre la inutilidad de la obra mal hecha.” El tema esencial es la propia sociedad española, como la dureza de la vida en el campo, la explotación del proletariado y la banalidad de la burguesía. El estilo es sencillo en lenguaje y técnica, ya que pretende llegar al gran público.

La colmena de C.J. Cela inaugura esa nueva etapa del Realismo Social, que se publica en 1951 en Buenos Aires. Con esta novela llega la renovación formal a la narrativa española por los siguientes factores: utiliza personajes colectivos, hay una condensación temporal y es una novela abierta sin argumento y sin final. La novela ofrece una visión panorámica del vivir colectivo de Madrid. Es social porque refleja la falta de solidaridad, la impotencia y la alienación del pueblo en la posguerra. También conserva rasgos existencialistas por su tremendo pesimismo y porque refleja el desamparo del ser humano. Dentro del Realismo Social podemos encontrar dos corrientes:

-Objetivismo: entiende la novela como testimonio de la época. El autor no aparece y la literatura recoge acciones, palabras, personajes y ambientes sin explicar los pensamientos de aquellos. Un ejemplo es la novela El Jarama de R. Sánchez Ferleso.

-Realismo crítico: pretende denunciar de forma más explícita las injusticias sociales y el autor asume su compromiso con la realidad. Destaca Dos días de septiembre de J. M. Caballero Bonald.

También en estos años empiezan a escribir novelistas que tendrán una gran trascendencia en la literatura española: encontramos a Ana Mª Matute con Pequeño teatro, Luis Goytisolo y su novela Las afueras, I. Aldecoa con El fulgor y la sangre y J. Fernández Santos con Los bravos.

En los años 60 aparecen las primeras críticas al Realismo Social. Al desengaño de los autores ante la imposibilidad de transformar la sociedad desde la literatura se unirá el cansancio de los lectores. Se buscarán entonces otros caminos y se abandonará la literatura social. Se renuevan temas y formas y se tomará como modelo a novelistas de los años 20 europeos y americanos como M. Proust, J. Joyce, Kafka, W.Faulkner y Dos Passos. Además de la influencia de estos autores la novela hispanoamericana se convertirá en un modelo para los escritores españoles. La narrativa de autores como Vargas Llosa, Gª Márquez y J. Cortázar será determinante. La novela es ahora más compleja, de difícil lectura y minoritaria, pues se exige la colaboración del lector para interpretarla.

Entre los rasgos más característicos de esta novela destacaremos los distintos puntos de vista narrativos, la mezcla de tiempos diferentes y el uso del flash-back. Los personajes pierden su definición habitual y se crean novelas con personajes colectivos o en las que se desdibuja el personaje principal. La estructura oscila entre la novela de un párrafo y la dividida en secuencias. En cuanto al estilo se incorporan diferentes registros.

En 1962 con la novela Tiempos de silencio de Luis Martín Santos se inaugura el punto de vista literario de la década de los 60. Esta novela revoluciona el ambiente literario por sus innovaciones formales. Es una obra intelectual y difícil, tanto por las alusiones culturales como por el lenguaje. El argumento es folletinesco con pinceladas policiacas, pero la perspectiva del autor es de ironía y sarcasmo. Al igual que hacía Valle-Inclán presenta una realidad vulgar y degradada aludiendo a prestigiosas referencias culturales en tono majestuoso y cultista. Sorprendió el punto de vista narrativo, que combina monólogo interior con descripciones objetivas, diálogo y digresiones ensayísticas. La obra mantiene la visión crítica de la narrativa social, pero acaba con la ilusión de la literatura comprometida que confiaba en la capacidad revolucionaria del arte.

Otras obras narrativas importantes de la década de los 60 son Señas de identidad de Juan Goytisolo, San Camilo 1936 de Cela, Cinco horas con Mario de M. Delibe, Últimas tardes con Teresa de J. Marsé y La saga/fuga de J.B. de G. Torrente Ballester.

A partir de mediados de los 70 con la muerte de Franco y la llegada de la transición se produce la apertura total y por primera vez hay una libre circulación de ideas e intelectuales y se publican en España las obras de los autores exiliados. De los 70 a la actualidad se publica una cantidad ingente de libros: vivimos un momento de desorientación y eclecticismo. A pesar de toda esta variedad se recupera el “arte de contar”, se vuelve a una novela más tradicional de estructura simple y lineal en el tiempo, con una trama y personajes claros. El estilo vuelve a ponerse al servicio de la historia y el argumento recupera su importancia. En esta época de lo que se puede hablar es de tendencias.

Por un lado tenemos la novela histórica, como El capitán Alatriste de Arturo Pérez Reverte; la novela experimental, que se relaciona por la búsqueda de nuevas formas con la novela de los 60, pero que pierde su radicalismo como la novela El desorden de tu nombre de J.J. Millas; la novela lírica, con un tono intimista, a veces autobiográfico o de memorias reales o ficticias, como Todas las almas de J. Marías; y de la novela de intriga mencionaremos El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza.

No podemos terminar este tema sin hacer una alusión especial al relato breve y al cuento, que aunque se cultivan en todas las épocas, adquirirán mayor importancia a partir del 75. Tampoco se puede olvidar la relación entre literatura y periodismo, ya que en muchas ocasiones el estilo y manera de narrar periodístico influirá en la novela.

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