jueves, 30 de abril de 2009

Poesía...

POESÍA DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS

Los setenta años que abarca el periodo desde 1939 hasta nuestros días hace que sea casi imposible dominar un tema tan amplio. Además, desde los años 80 a la actualidad se carece de perspectiva histórica para ser objetivos y no se puede saber quién permanecerá en la historia de la Literatura o quién pasará al olvido. El marco histórico es amplísimo: abarca los cuarenta años de la dictadura militar de Franco, la sucesión de Juan Carlos I, la transición democrática, la presidencia de Adolfo Suárez, el intento de golpe de Estado por Tejero el 23 de febrero de 1981 y las legislaturas de Felipe González, Aznar y Zapatero.

En la década de los 30, coincidiendo con el Surrealismo, la lírica se rehumaniza y deriva hacia el compromiso. Durante la guerra, la poesía alcanza una gran actividad como arma de propaganda política. En la zona franquista destacaremos a Luis Rosales y José María Pemán; en la zona republicana a A. Machado, León Felipe, Miguel Hernández y Rafael Alberti. Una vez terminada la guerra muchos poetas salen al exilio, como es el caso de J.R. Jiménez y otros poetas pertenecientes a la Generación del 27. Finalmente habrá que destacar la obra de algunos autores que comienzan a publicar ya fuera de las fronteras españolas, como Juan Gil-Albert y Antonio Aparicio.

En los años 40 la situación social y política de España y la incomunicación cultural con el extranjero dificultan el resurgimiento de la literatura. Algunos poetas serán afines o convivirán con el régimen, mientras que otros deberán callar su voz. A pesar de todo, los esfuerzos por restaurar la cultura se aprecian especialmente a partir de 1943 cuando arranca la revista literaria Garcilaso. En estos años, la poesía se divide en dos grandes apartados:+

-Poesía desarraigada: Dámaso Alonso la calificó como aquella que, al igual que la suya, no interpreta el mundo como un todo armonioso, sino como angustia y caos. En 1944 se publican Sombra del paraíso de V. Alexaindre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso, ambas fundamentales en la literatura de posguerra y que inauguran esta corriente desarraigada. En la misma línea se inscriben V. Crémer y E. de Noira, editores de la revista Espadaña.

-Poesía arraigada: es una poesía paralela a la anterior y los escritores escriben a la objetividad estética, a la pura creación de belleza y a la pura intimidad emocionada. Destacan Luis Rosales, Rafael Morales, L. Felipe y Leopoldo Panero.

Además tenemos que mencionar que aparece en la poesía una religiosidad muy poco manifiesta en las promociones anteriores a la guerra. Unas veces evoca misterios como el de la Navidad y la Pasión, en otras ocasiones su emoción cristiana ofrece una visión del mundo sencilla y armoniosa. En los poetas más dramáticos aparecerá Dios como el mago interlocutor al que se interroga. Uno de los poetas en los que estará presente la religiosidad será José María Valverde.

Al igual que en la narrativa, lo que va a caracterizar a los años 50 es el Realismo social. Se pretende reflejar las circunstancias dramáticas en las que vive el país y la literatura aspira a transformar la sociedad. La poesía pone la atención en el hombre que sufre y el poeta sale a la calle, contempla y denuncia la injusticia, el dolor y la miseria. Destacaremos la obra de Blas de Otelo Pido la paz y la palabra y Cantos Íberos de Gabriel Celaya. Ambas obras proponen una lírica de testimonio de la realidad que recoja los problemas del ser humano en su entorno. Otro de los grandes autores es José Hierro, que gana el premio Adonís en 1947 y su obra ha sido arrebatadoramente existencialista ya la vez testimonial. Toda su trayectoria poética está presidida por su humanidad y por su rigor artístico. De entre sus muchas obras vamos a citar Quinta del 42.

Otras tendencias en estos años de posguerra es el Postismo, una poesía de corte vanguardista que busca la libertad expresiva, la imaginación sin trabas y lo lúdico. Pertenecen a él Carlos Edmundo de Ory, quien lo inicia, y Gloria Fuertes. Está también el Grupo Cántico, que se ubica en Córdoba y se expresa a través de la revista Cántico, influida por la poesía barroca, por J.R. Jiménez y Jorge Guillén. Ésta es una poesía culta, refinada e intimista de temática amorosa, sensual y religiosa. Forman parte de este grupo entre otros Ricardo Molina y Pablo García Baena.

En los años 60 muchos escritores consideran agotado el Realismo Social e intentan buscar nuevas formas y nuevos enfoques. En la renovación del lenguaje será decisivo el conocimiento de otras literaturas así como la irrupción de la novela hispanoamericana. Los poetas piensan que la poesía no puede ser un arma para combatir la injusticia y proponen la búsqueda de un nuevo lenguaje poético. Indagan en su experiencia personal, en sus vivencias impulsados por una sed de conocimiento y de belleza. En sus poesías prestan atención a lo cotidiano y a lo íntimo, como la amistad, los recuerdos infantiles o el amor. Todo ello con un lenguaje muy cuidado que emplea con frecuencia la ironía y el humor. Destacan Gil de Biedma con Compañeros de viaje, Ángel González con Sin esperanza, con conocimiento, Claudio Ro con Alianza y condena y José Ángel Valente con Punto cero.

En 1970 Castellet publica una antología titulada Nueve novísimos españoles. En ella recoge la obra de nueve poetas nacidos después de la guerra y que marcarán una nueva etapa. Rechazan la poesía social y conceden más importancia a los valores estéticos que a los valores éticos. Son grandes lectores, europeístas y ponen gran cuidado en la lengua y en el estilo. Potencian la imaginación y les gusta experimentar, usan como material elementos de la tradición y también de la cultura de masas como el cine, la televisión, los cómics y la música. Entre sus recursos técnicos destacan el collage y las enumeraciones caóticas. Entre esos nueve poetas vamos a destacar a Pepe Gimferner, Félix de Azúa, Guillermo Carnero y A. Martínez Sarrión.

En los últimos años, con la muerte de Franco que pone fin a una época, se instauran las libertades y desaparece la censura. El eclecticismo es probablemente la característica más destacada. Se multiplican tendencias, junto a las corrientes experimentales hay un retorno a lo subjetivo y también hay una poesía existencial junto a la clasicista. Tampoco se olvida la herencia surrealista, reaparece la mirada crítica y la poesía de testimonio. De este periodo se carece de un juicio objetivo y sólo la sentencia del tiempo determinará cuántos poetas perdurarán en la historia de la Literatura. Entre los muchos poetas que se pueden citar, aquí nombraremos a Julio Llamazars, Fanny Rubio, Alvaro García, A.Mª Rossetti y Luis García Moreno.

miércoles, 29 de abril de 2009

Novela desde 1939 hasta nuestros días

NOVELA DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS

Los setenta años que abarca el periodo desde 1939 hasta nuestros días hace que sea casi imposible dominar un tema tan amplio. Además, desde los años 80 a la actualidad se carece de perspectiva histórica para ser objetivos y no se puede saber quién permanecerá en la historia de la Literatura o quién pasará al olvido. El marco histórico es amplísimo: abarca los cuarenta años de la dictadura militar de Franco, la sucesión de Juan Carlos I, la transición democrática, la presidencia de Adolfo Suárez, el intento de golpe de Estado por Tejero el 23 de febrero de 1981 y las legislaturas de Felipe González, Aznar y Zapatero.

En la primera etapa, en los años 40, el panorama cultural español es desolador. Numerosos escritores han muerto y otros han tenido que salir al exilio. Además de eso, muchos de los que permanecen en España guardan silencio. La novela publicada en España en esa época puede dividirse en dos bloques: en uno tenemos la novela ideológica-triunfalista, que sirve para contar las excelencias del régimen franquista, como La fiel infantería de Gº Serrano; la novela realista, que enlaza con la del siglo XIX, como puede ser la novela de Ignacio Agustín Mariona Rebull; y por último, la novela humorística o de evasión como El bosque animado de W. Fernández Flórez. Por otro lado, en esa época existe también la novela existencial, que se aleja de esa tendencia triunfalista o evasiva de la narrativa de la época y tiene un tono sombrío y existencial. La familia de Pascual Duarte, de Cela, inaugura el Tremendismo, consistente en presentar los elementos más sórdidos de la realidad sin miedo a las palabras, despertando así los más bajos instintos en los personajes y el lector. Otros ejemplos de novela existencial son Nada de C. Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Delibe.

Mientras, en el exilio, los muchos escritores que han tenido que salir siguen escribiendo. También habrá algunos que comiencen su producción literaria ahora, fuera de España. Destacan R.J. Sender con Réquiem por un campesino español, Rosa Chacel con Memorias de Leticia Valle y Fco. Ayala y su Muertes de perro.

En los años 50 España empieza a salir de su aislamiento y se produce un aperturismo en el régimen que se “suavizará” algo. En la literatura se camina hacia el Realismo Social. Según A. Sastre: “la creación es un acto moral y responsable dirigido a un público amplio. Despierta conciencias y canaliza esfuerzos de renovación social. Sólo el arte de gran calidad estética es capaz de transformar el mundo, llamamos la atención sobre la inutilidad de la obra mal hecha.” El tema esencial es la propia sociedad española, como la dureza de la vida en el campo, la explotación del proletariado y la banalidad de la burguesía. El estilo es sencillo en lenguaje y técnica, ya que pretende llegar al gran público.

La colmena de C.J. Cela inaugura esa nueva etapa del Realismo Social, que se publica en 1951 en Buenos Aires. Con esta novela llega la renovación formal a la narrativa española por los siguientes factores: utiliza personajes colectivos, hay una condensación temporal y es una novela abierta sin argumento y sin final. La novela ofrece una visión panorámica del vivir colectivo de Madrid. Es social porque refleja la falta de solidaridad, la impotencia y la alienación del pueblo en la posguerra. También conserva rasgos existencialistas por su tremendo pesimismo y porque refleja el desamparo del ser humano. Dentro del Realismo Social podemos encontrar dos corrientes:

-Objetivismo: entiende la novela como testimonio de la época. El autor no aparece y la literatura recoge acciones, palabras, personajes y ambientes sin explicar los pensamientos de aquellos. Un ejemplo es la novela El Jarama de R. Sánchez Ferleso.

-Realismo crítico: pretende denunciar de forma más explícita las injusticias sociales y el autor asume su compromiso con la realidad. Destaca Dos días de septiembre de J. M. Caballero Bonald.

También en estos años empiezan a escribir novelistas que tendrán una gran trascendencia en la literatura española: encontramos a Ana Mª Matute con Pequeño teatro, Luis Goytisolo y su novela Las afueras, I. Aldecoa con El fulgor y la sangre y J. Fernández Santos con Los bravos.

En los años 60 aparecen las primeras críticas al Realismo Social. Al desengaño de los autores ante la imposibilidad de transformar la sociedad desde la literatura se unirá el cansancio de los lectores. Se buscarán entonces otros caminos y se abandonará la literatura social. Se renuevan temas y formas y se tomará como modelo a novelistas de los años 20 europeos y americanos como M. Proust, J. Joyce, Kafka, W.Faulkner y Dos Passos. Además de la influencia de estos autores la novela hispanoamericana se convertirá en un modelo para los escritores españoles. La narrativa de autores como Vargas Llosa, Gª Márquez y J. Cortázar será determinante. La novela es ahora más compleja, de difícil lectura y minoritaria, pues se exige la colaboración del lector para interpretarla.

Entre los rasgos más característicos de esta novela destacaremos los distintos puntos de vista narrativos, la mezcla de tiempos diferentes y el uso del flash-back. Los personajes pierden su definición habitual y se crean novelas con personajes colectivos o en las que se desdibuja el personaje principal. La estructura oscila entre la novela de un párrafo y la dividida en secuencias. En cuanto al estilo se incorporan diferentes registros.

En 1962 con la novela Tiempos de silencio de Luis Martín Santos se inaugura el punto de vista literario de la década de los 60. Esta novela revoluciona el ambiente literario por sus innovaciones formales. Es una obra intelectual y difícil, tanto por las alusiones culturales como por el lenguaje. El argumento es folletinesco con pinceladas policiacas, pero la perspectiva del autor es de ironía y sarcasmo. Al igual que hacía Valle-Inclán presenta una realidad vulgar y degradada aludiendo a prestigiosas referencias culturales en tono majestuoso y cultista. Sorprendió el punto de vista narrativo, que combina monólogo interior con descripciones objetivas, diálogo y digresiones ensayísticas. La obra mantiene la visión crítica de la narrativa social, pero acaba con la ilusión de la literatura comprometida que confiaba en la capacidad revolucionaria del arte.

Otras obras narrativas importantes de la década de los 60 son Señas de identidad de Juan Goytisolo, San Camilo 1936 de Cela, Cinco horas con Mario de M. Delibe, Últimas tardes con Teresa de J. Marsé y La saga/fuga de J.B. de G. Torrente Ballester.

A partir de mediados de los 70 con la muerte de Franco y la llegada de la transición se produce la apertura total y por primera vez hay una libre circulación de ideas e intelectuales y se publican en España las obras de los autores exiliados. De los 70 a la actualidad se publica una cantidad ingente de libros: vivimos un momento de desorientación y eclecticismo. A pesar de toda esta variedad se recupera el “arte de contar”, se vuelve a una novela más tradicional de estructura simple y lineal en el tiempo, con una trama y personajes claros. El estilo vuelve a ponerse al servicio de la historia y el argumento recupera su importancia. En esta época de lo que se puede hablar es de tendencias.

Por un lado tenemos la novela histórica, como El capitán Alatriste de Arturo Pérez Reverte; la novela experimental, que se relaciona por la búsqueda de nuevas formas con la novela de los 60, pero que pierde su radicalismo como la novela El desorden de tu nombre de J.J. Millas; la novela lírica, con un tono intimista, a veces autobiográfico o de memorias reales o ficticias, como Todas las almas de J. Marías; y de la novela de intriga mencionaremos El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza.

No podemos terminar este tema sin hacer una alusión especial al relato breve y al cuento, que aunque se cultivan en todas las épocas, adquirirán mayor importancia a partir del 75. Tampoco se puede olvidar la relación entre literatura y periodismo, ya que en muchas ocasiones el estilo y manera de narrar periodístico influirá en la novela.

Teatro anterior a 1936

TEATRO ANTERIOR A 1936

Con respecto al contexto histórico de esta etapa nos encontramos con la crisis de la Restauración y de su sistema del turnismo, la dictadura de Miguel Primo de Rivera y, posteriormente, la instauración de la II República en 1931. Durante todo este periodo existe un dominio de la burguesía.

Para poder entender el teatro de la época hay que tener en cuenta una serie de condicionantes. El condicionante comercial se refiere a que todos los teatros son locales privados gestionados por empresarios, por lo que las obras que se pondrán en escena serán aquellas que se considere que van a ser un éxito de público. El condicionante ideológico se produce porque el público que asiste a los teatros es burgués y, por consiguiente, en las obras no se planteará nada que vaya más allá de la capacidad de autocrítica burguesa. Finalmente, el condicionante estético implica una resistencia a las innovaciones. Teniendo en cuenta estos factores, la producción teatral se divide en dos grupos: el teatro que triunfa y que se representa y el teatro que innova y que difícilmente se va a representar.

Dentro del teatro que triunfa se enmarca la comedia burguesa, que presenta temas de actualidad con una leve crítica y una suave ironía de una forma elegante y distinguida. Su máximo representante es J. Benavente, nobel de literatura en 1922. Su obra El nido ajeno es su relación con la Generación del 98 y en ella narra la situación opresiva de una mujer casada. Resulta escandalosa y supone un fracaso para el dramaturgo por su importante carga crítica. Debido a ello, J. Benavente decide plegarse a los condicionantes ideológicos del teatro que triunfa y su obra teatral tendrá éxito con títulos como Lo cursi y La noche del sábado. Los intereses creados es su obra maestra y es un farsa en la que los personajes de la Comedia dell’Arte italiano dan una visión crítica de la sociedad burguesa. Esta crítica sí es aceptada debido a que la elección de los protagonistas produce un distanciamiento.

Las aportaciones al teatro de J. Benavente son su capacidad para hacer un teatro sin grandilocuencia, su conocimiento de la ciencia escénica y su fluidez en el diálogo. A pesar de todo, su teatro está anclado en su tiempo.

Todavía en el teatro que triunfa, el teatro en verso tiene un origen modernista, pero acabará derivando en el drama histórico-romántico. Destacan El rey trovador de E. Marquina y La Lola se va a los puertos de los hermanos Machado. Por otro lado, el teatro cómico es un teatro costumbrista que recrea ambientes pintorescos y tipos populares con lenguaje castizo. En esta categoría está La señorita de Travelez deC. Arnices y La venganza de D. Mendo de P. Muñoz Seca, que pertenece al estilo de “astracón”, que basa su comicidad en situaciones disparatadas y diálogos absurdos.

Respecto al teatro que no triunfa, la mayoría de sus obras se representarán mucho después de haberse escrito. Dos de sus máximos representantes son Valle-Inclán y Federico García Lorca.

La trayectoria de Valle-Inclán viaja del Modernismo al esperpento, siendo este último lo que le une con la Generación del 98. Su obra modernista es Comedias bárbaras, una trilogía en la que presenta una Galicia rural y atemporal con personajes arrastrados por grandes pasiones. Con Divinas palabras empieza esa evolución hacia el esperpento, un nuevo género teatral basado en la distorsión que busca la superación del dolor y de la risa. Este género mezcla lo trágico con lo grotesco y muestra la realidad más allá de las apariencias. Martes de carnaval, una obra compuesta por los títulos La hija del capitán, Las galas del difunto y Los cuernos de D. Friolera pertenece ya al género del esperpento. Luces de Bohemia es su obra maestra y es a través de la cual Valle-Inclán define este nuevo género teatral. Su protagonista es Max Estrella, un hombre ciego que recorre con D. Latino la ciudad de Madrid.

De Federico García Lorca y su trayectoria teatral hay que destacar La Barraca, su propia compañía de teatro fundada por él y que se encarga de llevar las obras clásicas a los pueblos y ciudades que se encontraban fuera del circuito teatral convencional. El tema de sus sobras es único, y es el enfrentamiento del individuo con el entorno. En todas sus obras se puede encontrar un individuo que encarna el amor, la libertad o la fantasía que choca contra un símbolo que representa la represión social que destruye al individuo.

La producción teatral de Federico García Lorca es muy amplia y muy variada. De su teatro de marionetas destaca Títeres de cachiporra, y del drama histórico Mariana Pineda. Sus obras más conocidas son Bodas de sangre en verso, Yerma en verso y prosa y La casa de Bernarda Alba escrita sólo en prosa. De su teatro vanguardista hay que mencionar las obras Así pasen cinco años y El público.